Pandemia y Passivhaus

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Pandemia y Passivhaus

La pandemia ha puesto en evidencia lo deficientes que son muchas de las viviendas que se han construido durante décadas. Muchas personas han pasado los meses de confinamiento en casas con problemas de energía, ventilación y filtración y una mala calidad del aire interior.

Sin embargo, se pueden construir las casas mucho mejor. Han pasado tres décadas desde que Wolfgang Feist, físico alemán, construyera la primera vivienda pasiva del mundo en 1991, en Alemania.

Feist se dio cuenta de que más de un tercio del consumo de energía procedía de la calefacción. Estudió por lo tanto la distribución de calor, las ventanas, techos y sistemas de ventilación. Su casa logró consumir un 85% menos de energía que una tradicional. Las viviendas pasivas tienen un alto grado de aislamiento de la envolvente sin puentes térmicos y una buena estanqueidad del aire exterior que consigue garantizar la mínima demanda energética.

Los virólogos recomiendan ahora exactamente lo que desde el estándar Passivhaus se define desde hace ya muchos años como lo esencial que debe de tener una vivienda.

La Unión Europea desde 2012, desarrolló una directiva que obliga a que todas las nuevas construcciones residenciales sean de consumo de energía casi nulo desde enero de 2021. Esto está contribuyendo a despertar un mayor interés por este tipo de viviendas pasivas.