Es normal que los hogares se vean afectados por el paso del tiempo y que, para mantener la calidad de vida, necesiten repararse de forma recurrente. Por ello, un mantenimiento de la vivienda óptimo ayudará a conseguir una mayor longevidad, así como a reducir los gastos que suponen los cambios.
El objetivo principal del mantenimiento de viviendas es garantizar la mejor calidad de vida y aumentar su vida útil. Con esta medida de seguridad nos aseguramos de que el hogar se encuentre en unas buenas condiciones para vivir y evitaremos problemas mayores en un futuro como moho en las paredes o filtraciones de agua.
Es conveniente realizar el mantenimiento de la vivienda de forma progresiva, no únicamente cuando los daños son graves. Evitar grandes problemas y ponerles fin cuando son leves ayudará también a tu economía, pues serán mucho más baratas de solucionar.
Es fundamental, independientemente de si estamos hablando de una vivienda unifamiliar o de un edificio, que se realicen procesos de mantenimiento a los cinco años de que finalice su construcción. Aspectos como el medioambiente o la contaminación hacen que interior y exterior se vean afectados en este periodo.
No obstante, estas primeras modificaciones son más superficiales y relacionadas con la estética e higiene. Es a partir de los 10 y 15 años cuando las reformas requieren mayor trabajo y buscan mejorar la calidad de vida en la vivienda.
Cada poco tiempo es necesario dejar libres de obstrucciones los desagües, así como limpiar el tejado. De esta forma, podremos comprobar el estado de las tejas y evitar el estancamiento de agua y las posteriores humedades.
En el caso de las viviendas unifamiliares, las aperturas del techo tienen, por lo general, un orificio de drenaje del agua en caso de lluvia. Estos deben estar constantemente limpios para que la acumulación de agua no se filtre al interior.
Es necesario comprobar el estado de los burletes de las puertas y ventanas, sobre todo, con la llegada del otoño. Es una de las formas que tenemos de asegurar un ahorro de energía en la vivienda.
La función de estos elementos de goma o metal es, en primer lugar, evitar la entrada de frío y calor a la vivienda. En segundo lugar, es necesario que se encuentren en buenas condiciones ya que evitan la entrada de insectos al interior de la casa.
Como sabes, todos los equipos eléctricos tienen un ciclo de vida determinado que puede verse afectado por factores externos o un mal uso.
Cuando un aparato eléctrico se encuentra en malas condiciones, ocasiona un mayor gasto de energía, lo que repercute directamente en las facturas de la luz. El mantenimiento de la vivienda debe atender, también, a aquellos desperfectos que se alejan de la estructura.
Cambiar los viejos electrodomésticos por nuevos atendiendo a las etiquetas de eficiencia energética o cambiar las bombillas por LEDs son cambios sencillos que pueden mejorar la vivienda.
La pintura, además del factor estético, tiene la capacidad de facilitar la limpieza del hogar y evitar su deterioro. Actualmente, estas pueden ayudar a acabar con las goteras, aíslan e impermeabilizan ayudando así al mantenimiento de tu vivienda.
Aunque se debe consultar a un profesional para pintar la zona exterior y evitar posibles desprendimientos, es recomendable pintar las paredes interiores cada dos años.
La impermeabilización es la forma de evitar que cualquier líquido se filtre al interior y aparezcan humedades. Por ello es necesario prestar atención a la condición de los materiales cada cuatro meses, pues su trabajo puede verse interrumpido por los factores externos.
Una buena señal para identificar el deterioro es cuando vemos que la impermeabilización comienza a tornarse oscura. En este momento debemos aplicar de nuevo la pintura impermeabilizante para que no pierda efectividad.
Con el mantenimiento de la vivienda buscamos una buena calidad de vida, y esta no es posible si factores externos como el ruido o la temperatura afectan a nuestro día a día.
Es necesario comprobar si las puertas y ventanas están funcionando correctamente. En muchas ocasiones, el uso de la calefacción es ineficiente porque la casa no está aislada. Esto supone un aumento del uso de energía, por lo que es importante tener en cuenta el estado de las puertas y ventanas, así como el de las paredes, suelos y techos.
Estos elementos que rodean nuestra vivienda, no ayudarán únicamente a mantener la temperatura del interior de la vivienda, sino que reducirán enormemente el ruido del exterior.
Una pequeña fuga de agua puede verse traducida en un gran incremento del precio de nuestras facturas de agua y un deterioro de la construcción.
Si abrimos todas las llaves del agua de vez en cuando podremos detectar los puntos donde se están dando las fugas y así prevenir desperfectos mayores.
Debes drenar el calentador de agua de tu vivienda una vez al año para evitar que se acumulen sedimentos que acaben en las tuberías.
Sumado a esto, es necesario que prestes atención al posible goteo, al tiempo de agua caliente de la que dispones y a cuanto tarda en recargar dicha agua. Si se aleja de los parámetros normales o el termotanque pierde agua, es necesario cambiarlo lo antes posible.
Igual que para el mantenimiento del exterior de la vivienda, una limpieza adecuada es fundamental para el interior.
Una casa limpia ayuda a la calidad de vida de sus habitantes y evita, en muchos casos, el deterioro del mobiliario, estructura y electrodomésticos que forman parte de ella. Acciones tan sencillas como limpiar el polvo en las zonas más altas, cambiar y limpiar los filtros de la campana extractora o limpiar las cañerías ayudará al mantenimiento de tu vivienda.
Si en el momento de mantenimiento de tu vivienda buscas apostar por una mayor eficiencia y sostenibilidad, una gran opción son las passivhaus. Este tipo de edificaciones tiene como principio el ahorro energético y, para conseguirlo, aplican los principios de arquitectura bioclimática.
Mediante una mejora de la hermeticidad, ventilación y aislamiento, así como la eliminación de puentes térmicos, se consigue que la vivienda sea mucho más eficiente en términos de sostenibilidad y económicos pues, la energía necesaria, es mucho menor.
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